En 1976, aún vigente el régimen franquista, aunque con su fundador muerto, se reconstruyó la CNT, tras décadas de lucha en la clandestinidad. Fueron decenas de miles las personas que se unieron a aquel proyecto, viejo y renovado a la vez. Su presencia se extendió por todo el país con una asombrosa rapidez en fábricas, barrios, universidades, especialmente entre la juventud, que vio en el anarcosindicalismo una fuerza libre de las componendas a que se sometieron los personajes de la oposición democrática. Pero el sueño...
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