Notas sobre el refugio libertario
español en la región chilena (1939-1993)
Picnic en el campo de la
Agrupación CNT en el Exilio en Chile 1961
Como es relativamente conocido,
tras la victoria franquista en la península, en 1939 el frente-populista
gobierno de Chile implementó un barco (el Winnipeg) para traer refugiados
españoles desde las costas francesas. Uno de los principales gestores y
administradores de la iniciativa fue el poeta Pablo Neruda. Según los informes
sobre el SERE (Servicio de Evacuación de Republicanos españoles) emitidos desde
la CNT de España a los libertarios chilenos, los cupos del barco debían distribuirse
de forma proporcional para todas las agrupaciones políticas y sindicales del
bando antifascista, pero Neruda, en complicidad con el Partido Comunista (en el
que militaba) marginó al 86% de los nombres sugeridos por los
anarcosindicalistas. La nave trajo cerca de 2200 refugiados. Al sector
libertario le correspondía el 24%, es decir, unas 500 personas. Pero los
comunistas solo permitieron el ingreso de 19, incluyendo en la cifra a niños y
familiares[1]. Entre ellos venían los Nogués (Azucena, Floreal, Helios y
Francisco), Manuel y Francisco Vallejo Jiménez, Fructuoso Rebull y sus hijos
Liberto y Palmiro, Antonio Soler Cuadrat, Cesar Flores (66 años) y Solano
Palacio, este último se embarcó de polizonte. Los pocos libertarios del
Winnipeg fueron recibidos en la rada de Valparaíso por una lanchita de
compañeros que agitaban banderas rojinegras[2].
Como el movimiento
anarcosindicalista chileno -vinculado entonces a la Confederación General de
Trabajadores (1931-1953) y también a la sección local de la IWW (1919-1951)-
había seguido de cerca el proceso español, solidarizando de distintas formas
con el campo libertario durante la guerra, ahora en la derrota, el apoyo
tampoco se hizo esperar. Y además de las centrales recién mencionadas, y de los
diversos grupos anarquistas distribuidos por el territorio, en esa primera hora
los refugiados cenetistas y faístas contaron con sus compañeros de Solidaridad
Internacional Antifascista (SIA), cuya sección chilena se había creado en
diciembre de 1937. SIA tuvo oficinas en varias ciudades de este país (Iquique,
Chuquicamata, Valparaíso, Santiago, Talca, Curicó, Concepción, Temuco,
Valdivia, Osorno) y su secretariado estuvo varios años en el puerto de
Valparaíso. Destacó allí la compañera Esther Balbontín. Desde 1939 y por
algunos años existió también el Comité Pro Refugiados españoles.
Evento solidario en Santiago,
1938
La primera oleada de anarquistas
refugiados en este territorio, como indicamos, llegó en el Winnipeg, el 3 de
septiembre de 1939. Luego vendrían varios más. Muchos de los que se avecinaron
en estas tierras habían padecido penosas jornadas en los campos de concentración
para antifascistas en el sur de Francia. Algunos de ellos se establecieron acá
para siempre, otros solo de paso. Hubo quienes abandonaron las ideas y hasta se
enriquecieron, mientras que otros siguieron en el anarquismo. Entre estos
últimos cabe recordar a Solano Palacio, Cesar Flores, Servet Martínez, Cosme
Paules, Francisco Pauner Sospreda, Fructuoso Rebull Salbado, Juan Guasch,
Mariano Jiménez, Miguel González Inestal, Antonio Soler Cuadrat, Ricardo
Gordían Valdivieso, Antonio Pellicer Monferrer, Tomás Tolosana Felez, Pedro
Simo, Tomás Corcuera Cámara, Santiago Farras Martín, el doctor Raúl Vicencio,
Bernabé García Polanco, Carmelo Soria (quien luego, como comunista, fue
asesinado por la Dictadura chilena), Manuel Alvarez Nieto, Manuel Escorza del
Val, Inés Ajuria de la Torre, Luís y Agustín Muñoz Laviñeta y otros, cuyos
nombres aún no acabamos de identificar[3].
La mayoría de los cenetistas
refugiados se reagruparon en esta región y desde 1939 hasta 1973 (fecha del
inicio de la dictadura de Pinochet), colaboraron en las secciones locales de
CNT y S.I.A., instancias levantadas para mantener viva la organización en el
exilio, ayudar a los compañeros que luchaban clandestinamente en la Península,
conservar vivo el recuerdo de la gesta del 36 y colaborar con cada iniciativa
que surgiera para derrocar la dictadura franquista[4].
Cabe señalar también que varios
libertarios españoles se sumaron al movimiento local. Cuestión que no era fácil
pues –y como recuerdan algunos viejos anarcosindicalistas criollos- en caso de
represión, aquellos no contaban con un respaldo sindical como el que tenían
varios de sus pares criollos.
Solano Palacio (con innumerables
aportes literarios y políticos en la prensa anarquista internacional, desde
1915 hasta los años setenta) participó en el Grupo Anarquista Enrique Arenas y
en la Editorial Mas Allá de Valparaíso (1939-1960) y en la Federación
Anarquista Internacional (FAI-Chile). Raúl Vicencio colaboró también en la
FAI-Chile. Cesar Flores actuó en el periódico anarquista Vida Nueva en el
sureño y campestre poblado de Osorno (1939). Fructuoso Rebull fue secretario de
S.I.A.
Entre las muchas individualidades
con activa participación libertaria antes y después del exilio y que llegaron a
estas costas, me gustaría destacar a Cosme Paules (también COSMOS o Javier de
Toro), quien fue, a nuestro juicio, la figura más representativa de la CNT en
Chile. Además de pertenecer a la FAI-Chile, estuvo en el Grupo Libertad de La
Calera, donde publicó la revista Presencia Anarquista (1958-1960). Durante
muchos años fue secretario general de las agrupaciones cenetistas en esta
región. En la Guerra Civil participó en la Columna Durruti (como varios otros
refugiados), casi lo mataron los comunistas en una cheka, estuvo en el campo de
concentración Argeles-Sur-Mer, de ahí se fue a Cuba donde sus compañeros
falsificaron documentos para facilitar su fuga[5], pasó luego a Colombia,
después a Venezuela, tras ello Perú, y finalmente se instaló en Chile. Colaboró
profusamente con gran parte de la prensa relacionada al anarquismo
hispanohablante y con toda aquella vinculada a la CNT, desde los años 40, hasta
abril de 1993, cuando murió en la lluviosa y sureña ciudad de Temuco.
Como una nota al margen, quisiera
mencionar la presencia de otro refugiado libertario, personaje algo obscuro por
lo demás. Se trata de Manuel Escorza del Val, un cenetista que en tiempos de la
Guerra Civil había sido jefe del Servicio de Investigación de la Confederación
en Barcelona. Varios testimonios lo señalan como responsable de numerosos
asesinatos y hechos arbitrarios, y no solo contra el bando alzado, sino incluso
contra algunos anarquistas “descontrolados”. Fue, se dice, un tipo “vedado”
para las nuevas generaciones libertarias nacidas en el exilio español[6]. Se instaló
en Valparaíso y curiosamente fue un reconocido crítico literario en la prensa
nacional. Murió en diciembre de 1968.
Tumba de Manuel Escorza en el
Cementerio de Playa Ancha, Valparaíso (2012)
Cada una de estas vidas, y otras
muchas, componen una compleja historia que está recién intentando ser
rescatada. Dada la naturaleza de las fuentes hasta el momento encontradas, aún
falta dar, entre tantos otros aspectos, con las contradicciones y conflictos
internos de los refugiados libertarios, sobre todo en relación al movimiento en
la península y en Chile.
Esto no ha intentando ser un
balance, ni un resumen exhaustivo, sino tan solo un esbozo introductorio. Se
está trabajando en algo más complejo. Estas historias aún no han sido contadas.
Por lo mismo, si algún compañero lector tiene algo que aportar, un recuerdo que
compartir, no dude en escribir.
Víctor Muñoz Cortés
Grupo Anarquista El Surco
Santiago, Región chilena
Marzo de 2012
Publicado en CNT, Madrid, abril de
2012 (http://cnt.es/periodico)
[1] Un relato de la derrota de
los antifascistas, la huida al sur de Francia y el posterior viaje de polizonte
en el Winnipeg a Chile, lo podemos encontrar en Solano Palacio, Éxodo,
Editorial Mas Allá, Valparaíso, 1939.
[2] “Pablo Neruda y su
sectarismo”, La Voz del Gráfico, Santiago, 1° quincena septiembre de 1939.
“Especulación política con los refugiados españoles. La actuación partidista
del Sr. Neruda”, “Solidaridad con los refugiados españoles. Abajo las especulación
sectorial”, “Un refugiado español”, El Andamio, Santiago, 1, 8 y15 septiembre
1939
[3] Lista en base a los
periódicos anarquistas (chilenos y del exilio español) disponibles, y también
con la información contenida en el excelente trabajo de Iñiguez en su Esbozo de
una enciclopedia histórica del anarquismo español.
[4] “Hablan las Federaciones
locales que han resuelto el problema de la división orgánica”, CNT, Toulouse,
18 de diciembre de 1960. “Gira de confraternidad”, CNT, Toulouse, 12 de marzo
de 1961
[5] Comunicación personal con el
“veterano” libertario cubano Frank Fernández.
[6] Comunicación personal con
Floreal Castilla (Venezuela), exmiembro de CENIT, revista libertaria publicada
en Toulouse en la que escribía
semanalmente Cosme Paules desde Chile.
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